La génesis de este disco la encontramos en septiembre de 1976 con la entrada en Soft Machine del violinista Rick Sanders, un musico que había colaborado con gente tan importante como Stomu Yamashta o Michael Garrick y que después grabaría con la Albion Band, y ya en los ’80, con Fairport Convention. Con él también entró en la banda Percy Jones, pero sólo de forma temporal, siendo sustituido en diciembre por un bajista muy conocido por los amantes del jazz británico, Steve Cook. Entre otras cosas, participó en la grabación del segundo disco de CMU, “Space Cabaret” (1972), y de la mano de Roger Odell, amigo íntimo de Alan Gowen, entró en Gilgamesh. Posteriormente también formó parte de Mirage y grabó varios discos con Mike Westbrook. De esta manera, el grupo quedó compuesto por Karl Jenkins, John Marshall, John Etheridge, Rick Sanders y Steve Cook. Del 6 al 9 de julio de 1977 se graban los conciertos de donde se extraerian los temas para su nuevo disco, y durante el resto del mes se retocan en los estudios Advision de Londres. Por fin, y después de varios meses sin que la banda tocara en directo, se publica el disco en marzo de 1978, bajo el nombre, reivindicativo de su propia permanencia en el mundo musical, de “Alive and Well-Recorded In Paris”.
La primera cara del disco estaba compuesta por siete temas, sin pausa entre ellos. Al ser composiciones nuevas que no estaban en ningún disco anterior, discurren en el directo como si se trataran de partes de un solo tema de 17 minutos de duración, compuesto en su totalidad por Karl Jenkins. “White Kite” (3’00) es una preciosa introducción de sintetizadores, apoyados por el bajo. Entra la batería y la guitarra y ya estamos en “Eos” (1’22), una bonita melodia interpretada por Etheridge sobre un fondo de teclados y un ritmo cada vez más dinámico. El bajo se muestra contenido, incluso al llegar a la primera parte de “Odds Bullets and Blades” (4’50), donde efectua un pegadizo ritmo de aires funkys, e incluso reggae, ayudado por el piano eléctrico. El violín ejecuta la melodia principal, que nos lleva hasta el estallido de la segunda parte del tema, con la sección rítmica a toda velocidad y Etheridge haciendo un solo realmente pirotécnico. El violín realiza también un gran trabajo en un segundo plano y el final recuerda a algunas partes lentas de Mahavishnu Orchestra. Vuelve la calma con “Song of the Sunbird” (1’24), que consiste en una bella combinación de sintetizador y piano eléctrico, que es interrumpida por la batería y la guitarra de “Puffin” (1’18), que nos prepara para una nueva explosión. Al comenzar “Huffin” (4’32) nos viene a la cabeza el riff de “Hazzard Profile” o el propio “Riff” de “Six”, y es que el sello de Jenkins es inconfundible. Impresionante el solo de Etheridge, con el bajo detrás a toda velocidad, y el posterior solo de violín. Un final apabullante.
La segunda cara del disco se abría con “Number Three” (2’25), que consiste en una demostración del buen hacer de Etheridge con la guitarra acústica. Le sigue “The Nooder” (7’12), y disfrutamos de nuevo de uno de esos riffs pausados tan característicos de la banda, en este caso y de nuevo, con cierto parecido a Mahavishnu Orchestra. Me encanta la labor de Marshall a los platos, y la buena actuación de Sanders y Etheridge. Continuamos con “Surrounding Silence” (4’04), una pieza de aires espirituales, obra de Sanders y vehículo para su lucimiento personal en unos pasajes realmente emotivos. La música se adapta perfectamente al título de la pieza. Y aquí debería haber terminado el disco…pero desgraciadamente decidieron incluir el tema más largo del disco y uno de los peores en la carrera del grupo, “Soft Space” (8’16). Teclados a lo Jean Michel Jarre, con aires discotequeros y una melodia de lo más simple. Incluso de llegó a dividir en dos partes para ser publicado como single. Un mal final para un buen disco de jazz rock que marca el final de una etapa, excesivamente convulsa en sus últimos momentos.
Francisco Macias