Por fin tenemos aquí el último trabajo de los catalanes Planeta Imaginario, titulado “Optical Delusions”. Por fin porque aunque su anterior disco, “Biomasa”, se publicó en 2008, recogía temas grabados en 2005, por una formación de la banda que ya no era la que existía en el momento en el que salió a la venta. Eso hace que su tercer álbum, recién publicado por el sello Cuneiform, sea aún más importante, ya que supone un reflejo fiel de la música que la banda hace en la actualidad.
Planeta Imaginario son:
– Marc Capel: teclados
– Dimitris Bikos : bajo sin trastes
– Natsuko Sugao : trompeta
– The-Hien Trinh : trombón
– Alfonso Muñoz : saxo alto, soprano y barítono, percusión
– Vasco Trilla Gomes dos Santos: batería y percusión.
Además, la banda cuenta con la colaboración de Sisu Coromina (líder del grupo Taranná), a los saxos, Pablo Selnik a la flauta, Guillem Serra Llorenc a la trompa y Liba Villavecchia al saxo tenor.
Lo primero que vemos y escuchamos es que el grupo ya no tiene guitarrista, y la verdad es que no se echa de menos. Quizás en la época en la que estaba en la banda Eneko Alberdi si tenía más sentido, ya que este guitarrista, ahora afincado en Granada, aportaba también composiciones al repertorio de la banda, pero ahora la combinación de los diferentes teclados de Marc con la impresionante sección de vientos, con el saxofonista Alfonso Muñoz como solista sobresaliente, no hace necesaria la presencia de ningún otro instrumento a la hora de acometer solos. También es evidente para los vimos a la banda en directo meses atrás que la trompetista Ruth Barberán ya no está, y ha sido sustituida por Natsuko Sugao.
¿Qué nos vamos a encontrar en “Optical Delusions»?. Pues casi 80 minutos de música, divididos en cinco bloques y 13 cortes, compuestos en su casi totalidad por un Marc Capel cada día más inspirado. Si tuviésemos que definir su música con una sola palabra, esa sería “Elegancia”, algo normal cuando se combina el sonido del piano eléctrico y el órgano con clásicos arreglos de vientos, solos de saxo y trompeta, y claras influencias del Sonido Canterbury. Tras escuchar con detenimiento varias veces el disco, he llegado a la conclusión que no es posible para mí el describirlo exhaustivamente tema por tema como suelo hacer. Los ritmos de Vasco y Dimitris son variados e imaginativos, y cambian muy a menudo en cada uno de las piezas, al igual que las melodías y los arreglos. No hay un solo hueco vacio, todos están repletos de detalles y se hacen necesarias varias escuchas para darse realmente cuenta de lo que tenemos delante.
El primer tema, “Collective Action” (10’16), compuesta por Capel y el saxofonista Rafa Gomez, es toda una declaración de principios. La entrada de piano eléctrico, la sección de vientos, las influencias de bandas como Soft Machine o National Health, los cambios de ritmo, la utilización de los teclados no sólo como instrumentos solistas sino como parte de la sección rítmica, ligeras influencias RIO y bonitos solos de órgano (Marc utiliza el Hammond L 100, el mismo modelo que utilizaba Dave Stewart, cuyo sonido a veces modifica para imitar al órgano Lowrey), trompeta o saxo tenor, este último interpretado por Liba Villavechia, son elementos que se repiten a lo largo del disco. Esto es algo que también comprobamos en la maravillosa “The Garden of Happy Cows” (9’40), donde se combinan a la perfección detalles propios de la escuela Canterbury con la orquestación clásica de los vientos tan característica del grupo y con solos de saxo y teclado, en “The Little Dog-Man’s Clinical Preludes”(7’44), con toda la banda en estado de gracia o en “The Sea…And Later The Sun…And The Reflection”(13’18), con una bellísima melodía y una elegancia sorprendente, en la que Marc está genial tanto con el piano como con el órgano y Dimitris y Vasco demuestran lo compenetrados que están y la facilidad que tienen para acelerar, parar, cambiar de ritmo,etc…Me gusta el solo de flauta de Pablo Selnik y la actuación de Alfonso con el soprano, aunque donde verdaderamente destaca este gran músico es en “Xarramandusca” (11’36), donde además de la impresionante introducción a lo Soft Machine, nos ofrece un genial duelo de aires “free” con Vasco, y un corto pero gran solo de soprano, algo que influye en que esta pieza sea de las más interesantes del álbum. Otro gran solo de soprano de Alfonso lo encontramos también en la tercera parte de “Imperfect Elements In Red Quartz”, titulada “Imperfect Persuasive Element” (2’40), con una contundente sección rítmica acompañándolo.
Marc también nos ofrece bonitas melodías de piano acústico, como en “Good Luck, My Friend” (1’45) o “Sidewalk Licker” (8’00), con una preciosa introducción, titulada sencillamente “Introduction To Sidewalk Licker” (2’37). Es magnífico comprobar como este músico no sólo ha ido creciendo año tras año como teclista, sino también como compositor y arreglista, algo que demuestra en todos los rincones del disco. Por último alabar también el trabajo de The-Hien Trinh, encargado de los arreglos de viento, cuyo sonido define buena parte del resultado final del disco, conviertiendo a cuatro músicos en una verdadera orquesta de aires clásicos, incluso algo pasada de moda, de aires retro, pero de gran efectividad.
En definitiva, el mejor disco de de Planeta imaginario. Si al enorme nivel como intérpretes de todos los músicos y a la madurez compositiva de Marc, le añadimos la ayuda de Bob Drake en la grabación, las mezclas y la masterización y el precioso artwork de Angel Ontalva, no es de extrañar que el producto final sea de semejante envergadura. ¡Imprescindible!.
Francisco Macias