Halle es una ciudad del este de Alemania, famosa por ser el lugar de nacimiento de Haendel. Llegamos un par de dias antes del concierto, para disfrutar de la ciudad tranquilamente. Nada más llegar nos encontramos con carteles de los conciertos, algo raro con este tipo de bandas.
De la parte turística voy a pasar. La ciudad es muy bonita, pero esto no es un foro de viajes
Entramos, preguntamos, y nadie sabía nada. Nos tomamos algo en el patio interior, que era precioso y nos hicimos fotos. Nos fuimos y volvimos al dia siguiente para seguir investigando. Al final, alguien nos comentó que en un lateral del castillo, a veces se abría una puerta y funcionaba como discoteca. Y de repente, tras pasar de nuevo por un sitio por el que ya habiamos explorado me dió por levantar la vista y ver una especie de señal vampírica que muestra a los chupadores de sangre sus lugares de encuentro.
Increible pero cierto. Ese era el único indicativo del local, porque la entrada era aún más siniestra y carente de información.
Esa misma noche volvimos y el local estaba abierto como discoteca. Nos enteramos que hacía más de 3 años que no se celebraba un concierto de jazz o rock en el recinto y que ahora se había vuelto a planificar uno por el 40 aniversario del negocio. Al dia siguiente regresamos para los conciertos y nos encontramos con un local precioso, situado en una de las torres del castillo (en alemán «Turm» significa «Torre») e hicimos amistad con uno de los 25 asistentes al concierto. Sí, habéis leido bien. En una ciudad de 200.000 habitantes, solo vimos los conciertos 25 personas. Una verdadera verguenza, aunque a nosotros nos sirvió para que tanto los grupos como el organizador y los asistentes que conocimos valoraran mucho más nuestra iniciativa de trasladarnos desde Málaga a Halle sólo para asistir a la fiesta. La noche comenzó con la actuación de Led Bib.
El mismo quinteto que había visto unos años antes en Londres, pero con un repertorio muy diferente que llevan tocando bastante tiempo, pero que aun no se ha materializado en ningún disco. Una actuación de unos 70 minutos maravillosa, con unos Led Bib algo menos salvajes de lo que recordaba, en parte por el teclista. Antes utilizaba el piano eléctrico de forma sucia, haciendo solos bastante agresivos, y ahora es algo más suave, más minimalista incluso, creando bases hipnóticas sobre las que los dos saxofonistas hacen sus solos. Aún así, son unos bestias, no solo por los saxos y el piano, sino también por la potente sección ritmica que tienen. Nos encantó el concierto, y nos gustó mucho que después de varios años aun recordasen a esa pareja de españoles que viajaron a Londres para verlos. Fueron muy atentos y muy cariñosos con nosotros. Ahí van algunas fotos más…
Toby McLaren
Chris Williams al saxo alto y Liran Donin al bajo
Chris Williams y Mark Holub
Pete Grogan
Unos minutos después salieron al escenario el cuarteto neoyorquino Gutbucket. Ver a una banda americana de este estilo en Europa no es nada fácil, y es lo que nos impulsó a organizar el viaje. Como todo grupo de este estilo que se precie, su sonido en directo es mucho mejor y más brutal que en estudio. Se dedicaron a repasar su último trabajo «Flock», tocando piezas como«Fuck You and Your Hipster Tie» (menuda forma de comenzar), «Murakami», «Tryst’n Shout», «Zero is Short for Idiot», «Said the Trapeze to Gravity»,etc…Una hora repleta de intensidad, al más puro estilo «Downtown», con algunas reminiscencias de la música de Curlew, sobretodo por la interacción entre el saxo y la guitarra, o la utilización del bajo como violonchelo. Se movian tanto que fue realmente difícil sacar alguna foto buena, pero un par se salvaron.
Ty Citerman a la guitarra, Ken Thomson al saxo alto, Adam D.Gold a la batería y Eric Rockwin al bajo.
Cuando todo terminó, los músicos tuvieron la deferencia de invitarnos al lugar donde tenían preparado el catering. Charlamos un rato y se quedaron alucinados con lo de que viajemos sólo para ver conciertos. Intercambiamos direcciones de correo, y nos hicimos las mejores fotos de la noche, en las que logré (no me costó nada, ya que son gente muy amable y sencilla) que las dos bandas se fotografiasen juntas con nosotros. Desgraciadamente, faltaba Pete Grogan, que no estaba por allí, y al que me hubiese encantado saludar de nuevo.
En definitiva, un viaje y unos conciertos maravillosos. No tengo palabras para describir lo que siento cuando estoy disfrutando de bandas como estas, que destacan no solamente como músicos sino también como personas sencillas, que lo dan todo frente a audiencias pequeñas y que agradecen cualquier detalle de forma muy especial. Experiencias como esta me refuerza en mi actitud de seguir viajando y disfrutando de noches como esta.
Francisco Macías