La banda gaditana Glazz vuelve al ataque, y lo hace de una manera realmente contundente con una nueva entrega de música improvisada, bajo el nombre de “The Jamming Sessions-Take 2”. Si en el primer volumen, editado en 2012, ya podíamos comprobar la imaginación y la compenetración de estos tres músicos a la hora de afrontar un reto como el que supone hacer música sin planificación previa, en “Take 2” esta capacidad de la que hacen gala es casi increíble. Cuando miramos las fotos interiores del libreto del Cd, tenemos que acordarnos irremediablemente del mítico concierto de Pink Floyd en la ruinas de Pompeya en octubre de 1971, y es que José Recacha (guitarra,teclados y sitar eléctrico), Nelo Escortell (bajo y teclados) y Javi Ruibal (batería y percusión) cogieron sus instrumentos un 19 de julio de 2013 y se fueron a las ruinas romanas de Baelo Claudia en Tarifa, Cádiz, supongo que un calor insoportable, y una vez allí, se pusieron a improvisar. Si hay un término que puede utilizarse para estas dos grabaciones, separadas por 42 años, es “Libertad”. Libertad creativa, libertad vital, un espíritu viajero que fluye entre estilos y épocas diferentes. En “Take 2” encontramos ecos psicodélicos de finales de los ’60, ritmos étnicos, aires progresivos, trances espaciales propios del Kraut Rock de los ’70, todo envuelto con una esencia profundamente rockera, mucho más de la que planea por los discos de estudio de este impresionante trío.
El proceso fue sencillo. Más de dos horas de improvisación libre en una primera toma. Después, en el estudio, elección de 80 minutos de música, poniendo al límite la capacidad del Cd, reproducción de esas pistas, y sobre ellas, una segunda improvisación donde se grabaron nuevas percusiones, algo de sitar y mellotrón. El resultado, el mejor disco de Glazz, en mi humilde opinión.
No es fácil destacar momentos concretos en un disco de estas características, pero tras varias escuchas sí hay extractos que me han sorprendido especialmente. Un aspecto a destacar son algunas melodías de guitarra que Recacha se saca de la manga de forma espontanea, pareciendo fruto de la composición. Un ejemplo es la melodía de “Exile”, seguida de un solo de guitarra muy emotivo, que se convierte en épico gracias al apoyo del mellotrón. Otras muestras de este tipo de melodías son las de “The Legion”, también de gran belleza, con un principio muy floydiano , un gran trabajo de Ruibal a la batería y la percusión y detalles de sitar, o “Idiosyncrasy” , que cierra el álbum de manera magistral.
Otro aspecto destacable es la fuerza, la energía que sentimos a través de prácticamente todo el álbum, sobre todo durante el primer acto, representado en gran medida por la profundidad de las líneas de bajo creadas por Escortell (en “Baco’s Tabern” me encanta), y su combinación con la inquieta batería de Ruibal, que aquí está mejor que nunca. Son capaces de mantener la tensión hasta el límite, para después aflojar, y crear bases perfectas para los pasajes de guitarra y teclado, jugando con los estilos, pasando de momentos “electro-analógicos espaciales” como los de “The Oracle” o “Mare Nostrum”, a otros más cercanos al jazz, como “Modern Life”, e incluso a extractos que nos recuerdan a King Crimson, como la misteriosa “Zama’s Battle”.
Son ya varios años siguiendo la trayectoria de Glazz, y es maravilloso disfrutar con cada uno de sus discos más que con el anterior. “Take 2” contiene 80 minutos de música que dan para muchas horas de disfrute. Mi especial agradecimiento a Nelo, que se molestó en explicarme los detalles de la grabación y edición del disco, y a José y Javi por los buenos momentos que nos hacen pasar con este tipo de grabaciones.
Francisco Macias