En 1971, el bajista Laurent Thibault, con la intención de promocionar su sello, Theleme, decide junto con Christian Vander grabar un álbum que conecte a un nuevo sector del público con la música de Magma, mediante unas composiciones algo más “asequibles”. Magma acababa de grabar su segundo disco, “1001º Centigrades”, por lo que es normal que para este nuevo proyecto Vander contara con los mismos músicos, con la excepción del trompetista Louis Tosca, que al tener compromisos con el cantante Eddy Mitchell, fue sustituido por Tito Puentes (no confundir con el percusionista portorriqueño). De esta forma, Christian Vander (batería, percusión, voz), Klaus Blazquiz (voz, percusión), François Cahen ( piano), Francis Moze (bajo, órgano), Teddy Lasry ( saxo, flauta, órgano), Jeff Seffer (saxo), el recién llegado Tito Puentes (trompeta) y Laurent Thibault (productor), entran en los Strawberry Studios, en el ya mítico Chateau D’Herouville, el 23 de agosto de 1971 para registrar el único disco de los recien bautizados Univeria Zekt, titulado “The Unnamables”. Fueron seís dias de intenso trabajo, ya que la banda no había ensayado los temas con anterioridad. De hecho, en estas sesiones sólo se grabaron los siete temas que aparecen en el disco, y fueron registrados practicamente en directo en el estudio, con sólo unos pocos “overdubs” añadidos.
El disco se abre con el tema de Lasry, “You Speak And Speak And Colegram” (2’10). El potente riff de guitarra (tocada por Claude Engel, que fue invitado a las sesiones) y vientos ( que nos recuerdan a Magma, dándonos la sensación de que suenan desde otra habitación) nos trae a la memoria el sonido de bandas como Colosseum, Chicago Transit Authority o Blood, Sweat And Tears. Sin pausa llegamos a “Altcheringa” (3’27), del mismo estilo, pero quizás con un toque más “soul”, en parte debido a la colaboración del vocalista Lucien Zabuski, alias Zabú, amigo íntimo de Thibault y Vander, y que había formado parte de Magma hasta su sustitución por Klaus Blazquiz. Cuando la sección de vientos se acelera, me recuerdan mucho a Chicago. Me encantan los solos de saxo y guitarra. Con “Clementine” (3’00) se produce un gran cambio en el disco, ya que esta composición de Teddy Lasry es un tema precioso interpretado con guitarra acústica y flauta y detalles de bajo. Pero la calma dura poco, ya que le toca el turno a “Something’s Cast A Spell” (4’16), otra pieza tipo Chicago Transit Authority, con música de Lasry y letra del invitado de lujo Lionel Ledissez (tomada de otra pieza de su propia banda, Ergo Sum), que además se encarga de la parte vocal junto con Klaus Blazquiz. Me gustan mucho los riff que efectuan los vientos,la base rítmica, con un piano muy presente, las partes lentas cantadas en inglés por Blazquiz, el solo de guitarra fuzz…¡Temazo!. A partir de aquí, el resto del disco está compuesto por Christian Vander, y naturalmente se nota. “Ourania” (4’23) cerraba originalmente la primera cara del disco. Consiste en un riff repetitivo de flauta, tranquilo, hipnótico, con el bajo muy marcado y una batería que pasa de buena a genial en pocos minutos. Además, Claude Engel hace un gran trabajo con la guitarra.
La segunda cara del vinilo, más cercana a lo que hacia Magma en esa época, se abría con “Africa Anteria” (11’31). Pegadizos ritmos de piano, una buena melodia muy bien acompañada por los vientos y la sección rítmica, acercamientos al jazz en los solos de Cahen y en las partes más “free” de saxo y trompeta y una importante presencia de las percusiones de Blazquiz, es lo que podemos escuchar en un tema que incluso contiene uno de los pocos solos de batería que Vander ha grabado durante su carrera, acompañado de algunos gritos, lo que nos recuerda a “Stoah”. Para finalizar, “Undia” (4’47), que comienza con la guitarra acústica y Blazquiz cantando el kobaia, y que se va acelerando hasta llegar a un final apoteósico. Como curiosidad comentaros que en el minuto 2’39 podeis escuchar una especie de silbido, cuando Blazquiz dice “Wurdah Komputer”, descubierto durante la mezcla del tema, que en principio nadie recordó haber hecho con ningún instrumento. Vander lo consideró como una especie de señal de buen augurio y decidió dejarlo en el disco.
El álbum se publico a finales de enero de 1972. La crítica lo acogió bien, pero sólo vendió unas 1500 copias. En definitiva, un proyecto muy interesante que puede gustar tanto a los amantes de la música de Magma como a los que prefieran música algo más desenfadada, pero de la misma calidad.
Francisco Macias