Camembert es una curiosa banda francesa que ha debutado hace poco con el fantástico sello Altrock con su álbum instrumental “Schnörgl Attahk” (aunque muchas de sus ideas ya se habían plasmado en un EP de 2009 titulado “Clacosmique”). Y si utilizo el termino “curioso” no es porque su música no pueda recordar a otras bandas anteriores que han fusionado el jazz y el rock, o a bandas que hayan creado universos propios a través de absurdas historias (Gong,Zappa,etc…), sino por la instrumentación que utilizan:
-Bertrand Eber: trompeta, didgeridoo, cencerros, voz y silbato.
-Guillaume Gravelin: arpa
-Fabrice Toussaint: trombone tenor, xilófono, vibráfono, percusiones.
-Julien Travelleti: trombón bajo y tuba.
-Vincent Sexauer: guitarra
-Philemon Walter: batería
-Pierre Wawrzyniak: bajo, guitarra acústica, voz.
El arpa no es un instrumento muy común en las bandas de rock, pero es uno de los alicientes más interesantes del disco, sobretodo cuando se combina con las percusiones, los vientos y los instrumentos eléctricos. En este disco (que tendrá continuación), Camembert nos narra musicalmente la intención de los Schnörgl, una raza extraterrestre de aspecto gelatinoso de conquistar la tierra, liderados por el Profesor Frankenschnörgl, el cual está desarrollando una mortífera arma secreta para destruirnos. Además, los alienígenas, a lo largo del disco, van abduciendo a varios personajes, pero no sabemos con que intención.
El álbum comienza con «Infinicheese» (1’35), una introducción espacial que junto con la amenazante «Clacos Zero» (0’34) nos describe como «Clacosmique», nave espacial hecha de queso intergaláctico y principal medio de transporte de los alienígenas se acerca a nuestro planeta entre luces y sonidos, causando panico en las principales ciudades de la tierra. De pronto comienza la maravillosa «Untung Untungan 2.0» (11’13), de aires zappianos y con el guitarrista de Yugen, Francesco Zago como invitado de honor. La pieza intenta describir el duro trabajo de la gente de la isla de java que se dedica a extraer azufre de los volcanes, y como un viajero europeo los descubre, percatándose de lo ridículos que son nuestros problemas en occidente comparados con las vidas de estas personas, que incluso sufriendo de esa manera se muestran agradables y generosas. De pronto, todos son abducidos por un rayo teletransportador. Musicalmente, esta pieza es riquísima, combinando partes muy rítmicas, repletas de vientos,vibráfono y guitarra, con otras más sosegadas con el arpa y las percusiones como protagonistas y preciosos fraseos tanto de arpa como de guitarra. Las influencias de Zappa son claras, sobretodo en la parte donde se utilizan ritmos reggae-indonesios casi al final del tema y el solo de guitarra que sobre él se desarrolla.
Una melodia de guitarra acústica, con ciertos aires al Bolero de Ravel, tranquiliza a los abducidos de camino a la nave alienígena en «Clacos 1: Notre Mere a Tous» (1’58). El escenario vuelve a cambiar, y la banda nos traslada a Marte, donde un estúpido pajaro quiere viajar a la tierra para estudiar a los dictadores, las guerras,etc..para luego convertirse en emperador en su planeta. Cuando está a punto de llegar, es detenido, pero antes de llegar a la cárcel, es abducido por los Schnorgl. Musicalmente, esta historia es narrada en «El Ruotuav Ed Sram» (8’16), un tema con unos bonitos arreglos de vientos, bastante clásicos, que al igual que en otras partes del disco, me recuerdan a Planeta Imaginario. Me encanta la combinación de arpa, guitarra y elementos percusivos. ¡Fantástico!
Mientras, al otro lado de la galaxia, el profesor Frankenschnörgl experimenta en su laboratorio espacial hasta conseguir crear el arma definitiva, «el dedo del pie negativo», que con sus rayos antimateria puede llegar a destruir cualquier planeta. La excitación de la creación se escucha en «Clacos 2: Die experimente Von Dr. Frankenschnörgl» (0’48), también de aires zappianos y que nos pueden recordar al entrañable «Uncle Meat» en su laboratorio. El siguiente corte, «Le Meurtrier Volant» (9’01) nos describe a un asesino sin escrúpulos, que vestido como un pirata y viajando en una alfombra mágica se dedica a matar a políticos y diplomáticos terrestres para así facilitar la invasión extraterrestre. Curiosamente, es un tema bastante tranquilo, con bellísimas partes de arpa y guitarra, y efectos sonoros que te trasladan a una especie de «barco espacial». Naturalmente, también tiene sus contrapuntos rítmicos y partes dinámicas. El final del disco llega con «La Danse Du Chameau» (17’47), dividido en cinco partes. En la primera, «Batifolade» (5’29) una optimista melodia de vientos nos muestra a un feliz camello corriendo por el desierto. Me gusta muchísimo el solo de guitarra que Vincent Sexauer hace aquí, sobre una base rítmica pegadiza y maravillosa. Pero la alegría no le dura mucho al camello, ya que llega una tormenta de arena, está sediento y se ha olvidado su botella de agua en el supermercado, así que el ambiente de la segunda parte, «Soif!» (1’17) es algo más amenazante. Un cierto aire a tango llega con la tercera entrega, «La tempete De sable» (4’51), un temazo rítmico con una guitarra potente y bonitos arreglos de viento, que nos cuenta como el camello huye de la tormenta, para después quedarse dormido y tener un sueño erótico de arpa y guitarra en «Reveries Lubriques Sous una Dune» (1’09). Al final, cuando está a punto de morir, el camello es abducido en «The final Run» (5’01), maravilloso final a ritmo galopante, con una fantástica melodia de arpa que te traslada al desierto, y que después tiene ritmos latinos, con solo de guitarra y vientos.
¿Qué tendrán pensado hacer los alienígenas con el camello, el pajaro y los extractores de azufre?. ¿Conseguiremos los terrestres crear una resistencia efectiva? ¿Utilizará el profesor Frankenscnörgl su mortífera arma sobre la tierra?. Mientras esperamos una nueva entrega de esta historia, disfrutemos de este fantástico disco repleto de buena música y buen humor.
Francisco Macias