Tengo siete Cds de Alec K. Redfearn & the Eyesores (todos los que han publicado) y todavía no sé como catalogarlos. Conocí a este acordeonista gracias a los discos de Beat Circus, y cuando me puse a investigar su carrera junto a The Eyesores me quedé impresionado. Hacen una especie de “rock psicodélico”, mezclado con folk, tanto norteamericano, como centroeuropeo y de oriente medio, con partes minimalistas, e influencias del rock progresivo, todo mezclado y cubierto por una capa de melancolía y tristeza de una belleza impresionante. Además, siempre utilizan una instrumentación muy variada y poco habitual en una banda de rock. En el caso de “Sister Death”, su último trabajo, las influencias psicodélicas y del Space Rock son aún mayores. La banda está formada actualmente por:
-Alec K. Redfearn: Voz, acordeón, sintetizadores, ukelele
-Orion Rigel Dommisse: Voz y teclados.
-Chris Sadlers: Bajo y contrabajo.
-Frank Difficult: Efectos electrónicos
-Matt McLaren: Batería y percusión
-Mark Elliott: Darbuka
-Ann Schattle: Trompa
Además, cuentan con la colaboración de muchos músicos que aportan al disco el sonido de las guitarras, los violines, la armónica, etc…
Lo primero que notamos al escuchar este álbum es que los temas están compuestos sobre una base de acordeón y órgano, repletos, como siempre, de melodías excepcionales, y combinando, en los temas vocales, la voz masculina y la femenina. Todo esto lo comprobamos nada más comenzar el disco en “Fire Shuffle” (7’55), una canción alucinante donde además podemos disfrutar de detalles de armónica y de un fantástico solo de órgano. Tras esta maravilla viene “Unawake” (2’24), mucho más folk, también cantada por Alec y Orion, con acordeón como base, acompañado de violines y banjo. Seguimos con “The 7 and & 6” (5’41), otra composición vocal con una melodía maravillosa, donde las voces están acompañadas por el violín, el acordeón y el órgano, totalmente añejo, con sonidos variados, a veces fantasmales, y un ambiente “nostálgico”.
La primera pieza instrumental de álbum es la increíble “Longreach” (3’04), con la voz tatareando una melodía inquietante, muy bonita y que podría utilizarse también para una película de terror (después la interpreta la guitarra). Como es habitual, la base esta hecha con acordeón y órgano y algunas percusiones. Me encanta la entrada de la sección de cuerdas al final. “Amplifier Hum” (2’24) es casi un experimento vocal, bastante minimalista, con una nota de órgano constante de fondo y percusión básica, y da paso a “Black Ice” (3’33), de aires morunos, con un ritmo profundo , muy marcado y una bonita melodia de órgano. Volvemos a otra melodía infantil-terrorífica con “Exhumed” (4’21), donde la voz femenina está acompañada del contrabajo tocado con arco y el ukelele barítono ,y posteriormente otras voces, detalles de trompa y toques de piano. ¡Una maravilla!
“Scratch” (4’08) es una pieza instrumental compuesta al principio de la carrera de Redfearn, interpretada en directo, con influencias árabes, muchas percusiones y un órgano hiriente realmente maravilloso. Las influencias morunas continúan en “Hashishin” (7’51), una de las mejores piezas del disco, con un ritmo fuerte y pegadizo, muy actual, en la línea de lo que hacen Secret Chiefs 3, un órgano añejo, y Orion Rigel tatareando. Tiene cierto aire hipnótico y psicodélico que me encanta. Me gusta mucho también el solo de guitarra con la armónica en segundo plano. Continuamos con “St. James Infirmary/Headless Emcee” (5’43) que recoge un tema folk tradicional norteamericano que popularizaron muchos músicos de jazz y blues en el siglo pasado, interpretado por Alec a la voz y el acordeón, acompañado sólo por percusión. Un bonito blues.
Los aires zíngaros llegan con “Wings of the Magpie” (4’21), prácticamente instrumental y muy rítmica, y para terminar, una preciosa pieza vocal, “In the Morning” (2’57), con un ambiente grave, casi fúnebre, con las dos voces combinadas con el contrabajo tocado con arco, el piano, sonidos de sintetizador, y un precioso solo de violín y acordeón.
He escuchado este disco cinco veces en 24 horas. ¿Qué más puedo decir?. ¡Impresionante!
Francisco Macias