A finales de la década de los ’70, una nueva música se estaba fraguando en Nueva York. Un grupo de músicos, afincados muchos de ellos en el Lower East Side (John Zorn, Wayne Horvitz, Kip Hanrahan, George Cartwright, etc…) comenzaban a reinvertar la fusión entre el jazz y otros estilos musicales, tomando como referencia a músicos como Ornette Coleman, Anthony Braxton o Cecil Taylor. Estas influencias del free jazz se mezclaron con otras tan diferentes como las de los compositores minimalistas (Steve Reich, Phillip Glass,etc…), con la fuerza y la rabia del punk, con el rock progresivo y el Rock In Oposition a través de los músicos británicos que llegaron a Nueva York atraidos por el panorama que allí se vislumbraba, la llamada New Wave (Daevid Allen, Fred Frith o Robert Fripp entre otros), con las de la música latina, la clásica contemporanea e incluso con el hardcore unos años después. El resultado es una música tan brillante que poco a poco se convirtió en un referente para la vanguardia musical en los ’80, y que desde hace tiempo ya es un estilo musical que traspasa sus fronteras para influenciar a grupos de distintas nacionalidades, el Downtown (llamado así por la zona de Nueva York donde se originó).El ejemplo perfecto que demuestra que la década que una parte del público progresivo desprecia, los ’80, pueden ser realmente emocionante si se mira en la dirección adecuada. El saxofonista y compositorGeorge Cartwright, originario del delta del Misissipi, llega a la gran manzana en 1979 y forma Curlew junto con el bajista Bill Laswell, el violonchelista Tom Cora, el baterista Bill Bacon y el guitarrista Nicky Skopelitis. Laswell y Bacon habían pertenecido los New York Gong de Daevid Allen y Cora había tocado, entre otros, con el guitarrista Eugene Chadbourne. Entre el 29 de febrero y el 2 de marzo, registran su primer trabajo, titulado simplemente “Curlew”, publicándose en 1981.
El álbum comienza con “Panther Burn” (6’16), tema pegadizo con un bajo fantástico y una melodia de saxo algo festiva, seguida por un gran solo de cello de Tom Cora, mientras que Laswell y Bacon lo apoyan creando una base rítmica muy imaginativa, sobre la que Cartwright efectua después un gran solo de saxo. Las percusiones y los saxos nos adentran en “The Bear” ( 1’07), cortísima pieza que desemboca en “Bitter Thumbs” (6’27), algo más oscura, con Laswell haciedo un ritmo de bajo maravilloso y Bacon desatado a la batería. Me encanta el solo de guitarra de Skopelitis, seguido por otro de saxo con toques “free” y con el apoyo del cello en su última sección, creando un pequeño caos maravilloso. Le sigue otra pieza corta, “The Victim” (1’44), bastante experimental, y “The Hardwood” (5’19), en la misma línea, interpretada en directo el 6 de febrero de 1980 en el CBGB’s, con altas dosis de improvisación por parte de todos los miembros de la banda. Continuamos con “Sports” (1’47), un rítmico tema con el cello y el saxo como solistas, al más puro estilo “Downtown”, seguido por “Bruno” (1’12), pieza percusiva con toques étnicos. “But Get It” (2’36), otra misteriosa composición, tiene un cierto aire cinematográfico, sobretodo cuando aparece el saxo, y contrasta con el siguiente tema, “Rudders” (3’16), interpretado en directo y mucho más optimista. Está compuesta por Tom Cora y su cello tiene mucho peso, aunque Laswell le reta constantemente con el bajo. Continuamos con “Binoculars” (2’56), otra improvisación colectiva muy buena, y con “The Ole Miss Exercise Song” (8’42), último corte del disco con una improvisación inicial que se va desarrollando hasta conseguir un ritmo constante sobre el que Cartwright se explaya con el saxo, para dejar paso después a la guitarra. La sección rítmica es tan buena que puedes incluso olvidarte de los solos y fijarte exclusivamente en los que Laswell y Bacon hacen.
Como temas extra, la reedición en Cd de Downtown Music Gallery nos ofrece 6 temás más recogidos del concierto en el CGGB’s el 6 de febrero de 1980. Entre ellos podemos escuchar unas fantásticas versiones de “Sports” (2’03), “Bitter Thumbs” (6’43), “The Ole Miss Exercise Song” (9’38) y “Panther Burn” (6’40). También podemos disfrutar de dos temas inéditos hasta el momento, “Intro/The March” (2’30), con una ruidosa introducción de cello y guitarra , a la que se va uniendo el resto del grupo para crear una gran improvisacion, y “Social Works” (4’12), pieza del guitarrista Nicky Skopelitis, con una buena melodia de guitarra, un buen solo de saxo, pero en el que yo sólo escucho a Bill Laswell. ¡Menuda forma de tocar el bajo, y menudos ritmos!
Pero es que la reedición de este primer trabajo de Curlew no sólo trae como material extra estos temas, sino que además nos ofrece un segundo Cd con un directo grabado el 1 de octubre de 1980 también en el CBGB’s. Los músicos son los mismos, excepto Bill Bacon, que deja las baquetas a Denardo Coleman, hijo de Ornette, uno de los saxofonistas que más influenció a George Cartwright. El concierto está dividido en dos sets. En el primero podemos escuchar versiones de “Social Works” (2’43), “Panther Burn (5’51) o “The Ole Miss Exercise Song” (7’19) y algunas piezas nuevas, como “Red Channels” (3’39), compuesta por Skopelitis al más puro estilo Downtown, con los cinco músicos a su aire, en una especie de “anarquia controlada”, “Mink’s Dream” (2’47), donde se mezcla una melodía sencilla con partes “free”, con el saxo y la batería cara a cara y una buena actuación del cello, y “Moon Lake” (3’17), un clásico de la banda compuesto por Cartwright que es una maravilla. El riff de bajo inicial, la melodia de cello, las partes de saxo…¡Genial!. El segundo set está compuesto por temas ya conocidos: “Sports” (2’15), “Moon Lake” (3’32), “Social Work” (2’21), “Mink’s Dream” (3’25), “The Hardwood” (6’38), “Red Channels” (3’18) y “The Ole Miss Exercise Song” (8’39), con un final apoteósico.
Tras la publicación de su primer trabajo, la banda sigue tocando por clubs y locales de Nueva York. El siguiente documento sonoro registrado por la banda es de finales de 1983, y se corresponde con una actuación en directo en Mort’s Place que el sello Cuneiform incluyó en la reedición de su segundo álbum de estudio, “North America”. En la formación continuan Cartwright, Cora y Skopelitis, pero el bajista es ahora Otto Williams, y el baterista, Anton Fier, que había pertenecido a The Lounge Lizards, otra de las grandes bandas del “Downtown”. La actuación comienza con “Oklahoma” (6’00), uno de los mejores temas de Curlew. El principio es brutal, seguido de una bonita melodia y un gran solo de saxo. Después le toca el turno a Cora con el cello, y de repente hay un cambio de ritmo alucinante sobre el que Cartwright interpreta otro solo de saxo. El bajo adquiere aún mayor protagonismo y Skopelitis realiza un solo de guitarra. Es una pieza de una gran intensidad, con algunos momentos que nos recuerdan a la música de John Zorn. Continuamos con “Shoats” (3’43), con un ritmo absolutamente genial, con el bajo medio funky y un precioso duelo entre el saxo y el cello. La siguiente composición ya nos es conocida, “Moon Lake” (4’32), en una versión algo más larga (con el tiempo se extenderá aún mas en sus conciertos), al igual que “Mink’s Dream” (3’41) o “The Ole Miss Exercise Song” (5’36), que en esta ocasión tiene una duración menor que las versiones de 1980. Para terminar, la pieza de Tom Cora, “First Bite” (3’10), con el cello como protagonista, muy bien reforzado por la sección rítmica y el saxo.
Entre 1984 y 1985, Curlew registra su segundo álbum de estudio, “North América”, que en su momento sólo se publicó en Alemania y que fue considerado como una rareza de culto hasta que en 2002 el sello Cuneiform lo publicó en Cd. En la formación de la banda encontramos de nuevo a George Cartwright a los saxos y a Tom Cora al cello y el acordeón, pero el resto de los miembros han vuelto a cambiar. Al bajo, guitarra y violín nos encontramos al gran Fred Frith, antiguo miembro de Henry Cow y Art Bears, y que fue uno de esos músicos británicos que se sintieron atraidos y que formaron parte de la vanguardia neoyorquina del momento. A la guitarra está Mark Howell y las labores de baterista la comparten Rick Brown y Pippin Barnett, siendo este último un miembro muy importante durante los siguientes años de la banda.
El álbum comienza con “Ray” (4’42), que contiene una melodia festiva, optimista, con ciertas influencias africanas, interpretada por el saxo y el cello. El solo de guitarra corre a cargo de Fred Frith. Un buen comienzo que da paso a la versión en estudio de “Oklahoma” (3’54). Aunque suena muy bien, no tiene la misma intensidad que la versión en directo, bastante más larga, interpretada a finales del ’83 en el Mort’s Place y de la que ya hemos hablado anteriormente. Continuamos con “Knee Songs 2” (2’10), una pieza sobresaliente con una bella melodia de cello, un bajo muy marcado, y fantásticos detalles de saxo y corneta (estos últimos gracias a Butch Morris). Las dos siguientes composiciones son obra de Fred Frith, y eso es algo que se nota. La primera es “Person To Person” (2’21), que se basa en varias capas de saxo que crean un bonito ambiente, con el apoyo de algo de percusión. De las influencias minimalistas pasamos a otras más cercanas al RIO con “Time and a Half” (2’56), segunda y última composición de Frith que se compone de una pegadiza melodia de saxo con varios interludios de batería y guitarra, interpretada por el propio Frith de una forma algo paranoica. También me gusta mucho su actuación con el bajo.
“Mink’s Dream” (3’05) era un tema clásico en el repertorio de la banda en directo y ya hemos hablado de ella. En estudio resulta más misteriosa y a su instrumentación habitual se le añade el violín de Polly Bradfield. Le siguen tres piezas de Tom Cora, “Two Day ‘Till Tomorrow” (1’22), un bonito y algo lúgubre tema interpretado con acordeón por el propio Cora, “Light Sentence” (2’35), con toda la banda tocando alrededor de una melodia sencilla y repetitiva, y la versión en estudio de “First Bite” (2’46). Otro tema que conociamos de sus actuaciones en directo y que aquí aparece grabada en estudio es “Moon Lake” (5’14). En esta versión, más larga que las anteriores, es increible la interacción del saxo con las cuerdas, que no sólo actuan como elemento solista (como en el caso del solo de violín de Polly Bradfield), sino como elemento rítmico mediante el pellizcado de las mismas. También destacaría algunos interludios rítmicos con influencias “progresivas”. El siguiente corte, “Shoats” (2’35), pierde bastante en su versión en estudio, y da paso a “Agitar/The Victim” (5’11), con una primera parte que consiste en una melodia de saxo al más puro estilo de la banda, con interludios de cuerdas y guitarra que me encantan, al igual que las manipulaciones del sonido del saxo que hace Fred Frith, y una segunda que es una versión muy diferente del tema de su primer disco, “The Victim”. El álbum termina con una adaptación del clásico del guitarrista de blues J.B. Lenoir, “Feeling Good” (2’56), cantado por Cartwright y que tiene sus mejores momentos en los pizzicatos de Cora con el cello. Es sorprendente que un disco tan bueno, repleto de grandes temas, haya estado tanto tiempo en ese limbo aún tan vasto de discos que fueron publicados en Lp en su momento y cuya reedición en Cd se ha hecho esperar años o, en algunos casos, no ha llegado aún.
Para seguir hablando de la discografia de Curlew tenemos que trasladarnos a octubre de 1986, momento en el que se graba una actuación en directo de la banda en el Quasimodo Club de Berlín. En este momento, el grupo estaba compuesto por George Cartwright a los saxos, Tom Cora al cello, Pippin Barnett a la batería, Davey Williams a la guitarra (uno de los músicos más importantes en las siguientes formaciones de Curlew) y Wayne Horvitz ( que después formaría parte de los Naked City de John Zorn) a los teclados, teniendo que encargarse también de hacer las partes de bajo con los mismos. El sello Cuneiform publicó esta actuación en Cd bajo el nombre de “Live in Berlín” en 1988. Se abre con la versión más larga de “Moonlake” (9’19) que hemos escuchado hasta el momento. Tras una buena introducción bastante libre, notamos que el riff central y la melodia de saxo son más lentos. Me gusta mucho el momento en el que Cora pellizca las cuerdas del cello, la actuación de Horvitz con el teclado-bajo y el fantástico solo de saxo de Cartwright. Continuamos con otra pieza conocida, “Ray” (10’42), también mucho más larga que la grabada en estudio. En la improvisación de saxo inicial, con una batería muy buena de apoyo, en los arreglos de guitarra y teclado-bajo y cello, en el solo de guitarra, etc…vamos notando como en esta formación, o por lo menos en esta actuación, hay un amor especial por las improvisaciones, los detalles y las partes más experimentales. Muy bueno el solo de cello de Cora.
Seguimos con “Shoats” (6’39), en una adaptación más larga y muy diferente de las que ya hemos escuchado. Hasta casi el final no reconocemos la melodia original, y en general, la banda utiliza esta pieza directa de jazz rock como excusa para improvisar a su aire. Seguimos con “Barking” (3’00), que no pertenece al concierto de Berlín, sino que fue grabado en marzo de 1987 en un concierto en el CBGB’s de Nueva York. Es un buen tema, que consiste en una gran base de cello con el saxo paseando sobre ella.
Otro clásico que podemos escuchar es “Mink’s Dream” (5’38), también más larga que las versiones anteriores y realmente buena. Una melodia pegadiza, interludios “zornianos”, interesantes duelos entre el saxo y la batería y el saxo y el cello, utilizado como si de un contrabajo se tratara. ¡Genial!. Impresionate también resulta la combinación de “Agitar/The Victim/Improvisation/Oklahoma” (16’40), que durante más de un cuarto de hora nos deleita con una demostración de fuerza, originalidad y virtuosismo, repleto de solos de saxo (me quedo sobretodo con el solo lento y profundo de saxo tenor, rodeado de un teclado misterioso) y cello, cambios de ritmo, improvisaciones, etc…Uno de los mejores momentos en la discografía de la banda. La siguiente piezas son «The Four Scars» (6’13), que tiene una bonita introducción de saxo que poco a poco nos adentra en los terrenos de la improvisación y el free jazz, «To The Summer in Our Hearts» (4’03), con una melodia muy pegadiza y una fantástica interacción entre la guitarra y el cello, «Bringing It All Backbone» (8’50), otra gran improvisación colectiva con un ritmo obsesivo de guitarra, detalles de órgano y un sinfín de efectos y desvarios, y para terminar la versión del clásico «Feelin’ Good» (2’30), que ya conociamos de «North America».
En este momento, la banda se centra en tocar en directo y hasta tres años después no regresan al mercado discográfico, con otro de sus grandes trabajos.
«Bee» se graba entre julio y noviembre de 1990. En la formación permanecen George Cartwright, Tom Cora, Davey Wiiliams y Pippin Barnett, pero el teclista Wayne Horvitz ha sido sustituido por la fantástica bajista Ann Rupel. El disco se abre con «The March» (2’57), subtitulada con el nombre de «Ornette Went To Mile’s House and They Didn´t Get Along». Es un buen comienzo, con una melodía pegadiza muy del estilo de la banda, un buen solo de saxo y una bonita parte de cello con algunos acordes de guitarra apoyándolo. Un buen ritmo de bajo nos adentra en «St.Croix» (5’02), que se compone de una melodía de saxo festiva, de aires africanos, y una parte central improvisada donde destacan sobretodo la guitarra y la batería. «Jim (to the James River) (4’48), es una pieza de Tom Cora donde el cello es impresionante, tanto en los momentos en los que forma parte de la sección rítmica como a la hora de acometer el maravilloso solo central o el apoteósico final, mientras que Cartwright se encarga de la melodía central. Continuamos con «It Must be a Sign» (7’05), que comienza con una parte experimental con la guitarra y el cello como protagonistas, que da paso a la melodía de saxo principal, lo que nos adentra en un ambiente cinematográfico primero, y en otro más alegre después. Me encantan los fraseos de guitarra en la segunda estrofa y el solo de saxo, así como el final «free», también protagonizado por Cartwright. El siguiente tema, «To The Summer in Our Hearts» (10’13) se grabó en Colonia, Alemania, durante una gira en 1990, y supera con creces a la versión que pudimos escuchar en el álbum «Live in Berlin». Comienza con una melodía cadenciosa de saxo y cello, que da paso a un maravilloso solo de guitarra, en el que Williams alarga las notas, resultando bastante paranoico, apoyado por Tom Cora. Después de más de tres minutos de solo, el cello introduce de nuevo el tema central y entra el solo de saxo, aunque Cora sigue haciendo de las suyas en un segundo plano. El final es una maravilla, con el cello y el saxo desvariando. ¡Increible!. Continuamos con otra obra maestra, «Saint Dog» (7’01), que lo tiene todo: un bello inicio de cello, una sección rítmica fuera de lo común, una de las mejores melodías compuestas por Tom Cora en su carrera, y sendos solos de saxo y guitarra, ambos sobresalientes. Otra de las mejores piezas de Curlew es «The Hard Wood» (6’56), que poco tiene que ver con la improvisación del mismo nombre que la banda interpretaba en su primera época. Además de una sección rítmica sobresaliente, con el cello formando parte de ella, tiene uno de los mejores solos de saxo que Cartwright ha grabado, de más de tres minutos de duración, y con una base de cello impresionante. Cora también tiene espacio para un bonito solo. Para colmo, le toca el turno a «The March (reprise)»(4’59), una versión del tema inicial, con un ritmazo de bajo casi funky y toda la banda acelerada. Es increible como se van mezclando los instrumentos y la intensidad que alcanzan en la primera mitad de la pieza, hasta que llega el solo de cello, que cuenta con un gran apoyo del bajo y la guitarra.
Continuamos con la pieza de Tom Cora, «Rudders» (4’19), que formaba parte del repertorio de la banda desde sus comienzos (podemos escuchar una versión en directo en su primer álbum). Tras una introducción con un pizzicato de cello y efectos varios, Cora y Cartwright esbozan una melodía alegre, seguida de interludios de guitarra y cello. Este bonito tema va seguido de otro bastante desenfadado, «Gary Brown» (4’26), con un buen ritmo y una fantástica melodía de saxo, con un solo de guitarra final. De esta manera llegamos a otro de los grandes momentos del disco, «Kissing Goodbye» (5’52), grabada en directo en Colonia en 1990. Comienza con un alegre ritmo de violonchelo y una melodía de saxo al más puro estilo Curlew, que da paso a un gran solo de saxo con un acompañamiento impresionante de Tom Cora, para después efectuar uno de los mejores solos de cello de su carrera. Casi tres minutos repletos de dramatismo e intensidad. ¡Precioso!. Para terminar, una curiosa versión de «As You said» de Cream, con Ann Rupel a la voz, bien acompañada por la guitarra rítmica de Davey Wiiliams. Así termina uno de los mejores, sino el mejor (depende del momento me cuesta decidirme), álbum de Curlew.
El 23 de marzo de 1991, Curlew presenta en directo su último trabajo, «Bee», en la Knitting Factory de Nueva York (quizás el local que más bandas del Downtown albergó, y que llegó a ser tan importante que al sonido característico de este tipo de música se le ha denominado «Knitting factory Sound»). Este concierto fue grabado y editado en VHS, pero afortunadamente el sello Cuneiform lo ha reeditado en DVD acompañando al siguiente álbum de la banda, «A Beatiful Western Saddle», que aunque llevaba gestándose desde 1989, no se publicó hasta 1993. En esta actuación, Curlew interpreta 8 de los 12 temas de «Bee», más el clásico«Moonlake» y un nuevo tema compuesto por Ann Rupel, titulado «Gimme». Estamos ante una actuación maravillosa, de la que es una de las mejores formaciónes que Curlew ha tenido nunca. El solo de saxo de «Moonlake» (11’28) , con Ann Rupel increible al bajo, y el posterior duelo guitarra-bajo-saxo, el solo de chelo de «Jim (To The James River)» (6’03), la lucha entre la guitarra y el bajo en «Saint Croix» (5’46), el original solo de Davey Williams en «To the Summer In Our Hearts» (12’31), o la gran actuación de George Cartwright en «It Must be A Sign» (9’44) , son sólo algunos ejemplos de la grandeza de esta banda a la hora de actuar en directo. El Dvd se completa con una actuación en Washington el 9 de diciembre de 1991, en el D.C Space, con la vocalista Ami Denio, como invitada para interpretar algunos de los temas de su siguiente álbum. Antes de comentar nada de esta actuación, vamos a hablar del álbum en cuestión, «A Beatiful Western Saddle».
Como ya hemos comentado, comenzó a planearse en 1989, a partir de la admiración que Cartwright sentía por los textos del poeta Paul Haines (algunos lo conocereís por su participación en los discos de Carla Bley, «Escalator Over the Hills» o «Troppic Apetites»), y por el interés que la banda tenía por trabajar con partes vocales. De esta forma, en 1992, Curlew graba los 14 temas que conformarían el álbum, con la misma formación que «Bee», mas la vocalista Amy Denio, siendo publicado por Cuneiform en 1993. El disco se abre con «Let’s Sit Right Down/The Passing» (4’05), que comienza con varias voces cantando, dando paso después a una sencilla y pegadiza melodía de saxo. Le sigue «Such Credentials as Have Become Pseudonym» (2’41), la única pieza compuesta por Ann Rupel, y una de las mejores del disco. Tom Cora y Davey Williams están fantásticos y el ritmo me encanta, al igual que las partes vocales y de saxo, algo paranoícas. Continuamos con una de las melodias más bonitas y optimistas del álbum, la de «Poem For Gretchen Ruth» (3’54) y con la inquietante «All’s Well That Ends (Excerpt)» (4’27), en la que Tom Cora nos deslumbra con su violonchelo, tocándolo tanto pellizcado como con arco. Más desenfadada resulta «Peking Widow» (4’24), donde la melodia vocal es demasiado inocente, y el saxo hace un buen trabajo, aunque suena de forma muy convencional. De repente, comienza «The Prince» (3’20), una joya con ritmo de tango perfectamente interpretada por Amy Denio y con el cello en primera línea. ¡Genial!. Mucho más misteriosa resulta la única composición de Amy Denio en este trabajo, «What is Free to a Good Home?-For Robert Wyatt» (5’07), donde destaca un buen solo de saxo, con acompañamiento de cello y voces. «Still Trying» (3’55) también es bastante oscura, y a la vez melódica. Contiene una maravillosa parte instrumental, donde la sección rítmica y el cello están impresionantes. Seguimos con «Breakfast» (3’25), una pieza que me resulta excesivamente facilona y carente de interés, que da paso a la increíble «Today» (3’26), con una melodía bellísima de voz y cello y un solo de guitarra precioso. El siguiente tema es «Song Sung Long» (4’14), el único compuesto por el guitarrista Davey Williams, y que consiste en una extraña melodia vocal, con el cello acompañándola. Buen papel de Cartwright al saxo y naturálmente, de Williams a la guitarra. La recta final del disco me resulta algo aburrida. «Human Weather Words» (4’40), comienza muy bien, con una melodia vocal inquietante y realmente preciosa, pero desemboca en una segunda parte más pop. «Now Can You Tell Me or Can it Still Be Told» (4’15) tampoco me parece demasiado interesante, aunque me gusta mucho el solo de saxo, y «Paint Me! (5’30), poema dedicado al presidente de los Estados Unidos de América, me parece muy repetitiva y aburrida, ya que consiste en una especie de mantra repetido hasta la saciedad, aunque por momentos resulta interesante.
En definitiva, este es un disco atípico de Curlew. Cuando lo compré me decepcionó un poco, sobretodo por el hecho de que tenía algunos temas muy facilones, faltos de fuerza, pero poco a poco me fue convenciendo más y más, y aunque no es de mis discos favoritos de la banda, sí tiene algunas de las mejores composiciones de su carrera. Además, resulta interesante la forma en la que se ha dotado de musicalidad a los poemas de Paul Haines, y lo bien que los interpreta Amy Denio.
Como hemos comentado anteriormente, en el Dvd que acompaña a la nueva edición de Cuneiform de este disco, aparte del concierto del 23 de marzo en la Knitting Factory, aparece también una actuación de la banda el 9 de diciembre en el D.C.Space de Washington, con la participación de Amy Denio, ya que se presentaban algunos de los temas que después aparecerían en «A Beatiful Western Saddle». Es en el primer set donde se interpretan los temas vocales, y es realmente increible.En las piezas que más me gustan de «A Beatiful Western Saddle», noto menos la diferencia entre las versiones de estudio y las interpretadas aquí en directo, como «Today» (4’41), con Williams realmente genial, «The Prince» (2’54), «Poem for Gretchen Ruth» (4’46), que añade un buen solo de batería, sobre el que Amy Denio y Davey Williams se marcan un bailecito gracioso o «Such Credentials As Have Become Pseudonym» (2’33), pero en las piezas que no me llamaban tanto la atención en el disco, sí encuentro una gran mejoría. Es el caso de «What is Free to a Good Home» (6’06), que es todo un espectáculo en directo, «Now Can You Tell Me or Can it Still Be Told» (3,55), o incluso en «Paint Me!» (2’59), que al ser más corta resulta más interesante. En el segundo set, la banda interpreta una larga y buena versión de «To The Summer in Our Hearts» (16’13), y otra de «The Hardwood» (8’16), que es otro de los mejores momentos de la actuación.
Y aquí termina la primera parte de este artículo dedicado a Curlew. Poco después de la publicación de “A Beatiful Western Saddle” en 1993, Tom Cora deja la banda y sigue trabajando en muchísimos proyectos diferentes, como había hecho mientras militaba en la banda de George Cartwright. Desgraciadamente, Cora falleció a la edad de 44 años,en París, a causa de un melanoma.