El sello Moonjune ha comezado el año con fuerza. Hace unas semanas publicó “Liver”, el directo de la banda italiana Slivovitz, y ahora edita el primer álbum del proyecto Vantomme, titulado “Vegir”. Dominique Vantomme es un teclista, compositor y productor belga, que ha grabado y tocado en directo con varias bandas de su país y con su propio trio, Root.
El 29 de octubre de 2016, con ocho composiciones propias, y acompañado por el guitarrista Michel Delville (The Wrong Object, Machine Mass,etc…), el mítico bajista y stickista Tony Levin (King Crimson, Stick Men,etc…) y el baterista Maxime Lenssens, entra en los estudios Jezuz de Hoboken para, en una sola jornada, crear el Cd que ahora tenemos en nuestras manos. Aunque los temas son de este teclista, y el piano eléctrico, el mellotrón o el mini moog son los instrumentos que de alguna manera deberían dominar el disco, no penséis que es así, o que los otros tres músicos son meros acompañantes. Este tipo de sesiones del sello Moonjune, se caracterizan por su frescura, su espontaneidad, y sobre todo, por su carácter colectivo, en el que todos los miembros de la banda tienen espacio para hacer su aportación, no solamente mediante solos, sino ayudando a crear un sólido entramado musical en el que el “todo” es mucho más importante que las partes. Esto es algo fácil de comprobar nada más comenzar el disco. Una notas de Fender Rhodes nos adentran en “Double Down” (7’37), repitiéndose de forma constante durante toda la pieza. El resto de instrumentos van haciendo su aparición, creando una atmósfera inquietante y destacando la preciosa línea de bajo de Levin. La guitarra de Delville va adquiriendo protagonismo poco a poco, y la batería cada vez se muestra más inquieta e imaginativa. El piano eléctrico y la guitarra se van cediendo paso en pequeños solos y fundiéndose con la sección rítmica, siendo sorprendente la sinergia que existe entre los cuatro músicos. Una entrada magistral, que da paso a “Equal Minds” (10’11), una pieza que se nos presenta como un medio tiempo, de aires “progresivos”, con una sencilla pero bonita melodía de guitarra y teclado, con un cálido y precioso acompañamiento de Levin y Lenssens. El solo de mini moog y el fondo de mellotrón es, en parte, lo que hace que este tema sea el más cercano al rock progresivo clásico de todo el disco. Me encanta la última parte, con Michel Delville soberbio a la guitarra, sobre un fondo oscuro y pesado, donde podemos encontrar ciertos aires crimsonianos.
Continuamos con “Sizzurp” (10’46), que se nos muestra como un tema hipnótico, pegadizo, gracias a Lenssens y Levin, creando una maravillosa base para una nostálgica y bonita melodía de Moog. De repente la pieza se endurece, con un riff de piano eléctrico, que enseguida adopta el bajo, para que Vantomme pueda efectuar un corto pero fantástico solo, apoyado por una batería cada vez más enérgica y efectos de guitarra, hasta convertirse en una suerte de improvisación colectiva maravillosa. Una mención especial merece el tranquilo pero excelente solo de guitarra, con una fuerte distorsión, y un fantástico groove de fondo, con toda la banda implicada. El siguiente corte es “Playing Chess With Barney Rubble” (8’52), con una entrada casi funk, con el Chapman Stick de Levin como protagonista, haciendo fantásticas variaciones del ritmo inicial, al que pronto se le une el piano eléctrico, creando unas fantásticas líneas, y la guitarra. De pronto,el tema cambia por completo, y entramos en una maravillosa sección más jazzística, con el piano acústico interpretando una gran melodía que poco después es adoptada por el piano eléctrico. Los fondos son cada vez más intensos, y las pieza alcanza mayor profundidad. Después, regresa el ritmo inicial, y Delville vuelve a deleitarnos con un excelente solo, sobre una sección rítmica especialmente ingeniosa. ¡Alucinante!.
Un ritmo elegante nos introduce en la composición más larga del disco, “The Self-Licking Ice Cream” (13’08). Aquí el sonido del Fender Rhodes es cristalino, recordándome porque es uno de mis instrumentos favoritos, y su solo es maravilloso, con la sección rítmica cada vez más activa. La segunda parte del tema es muy diferente, con Michel Delville dotando a la guitarra de ese sonido tan característico, y efectuando un gran solo en el que el acompañamiento de Levin al bajo es primordial, dando paso a una tranquila improvisación colectiva, con el piano eléctrico como protagonista, y al regreso del atractivo ritmo inicial. Un tema impresionante que da paso a “Plutocracy” (4’34), una pieza corta de aires “espaciales”, con los teclados y las percusiones como protagonistas, que a su vez nos dirige hacía “Agent Orange” (9’45), con un magistral inicio de Chapman Stick de casi tres minutos de duración, con el resto de la banda arropando a Tony Levin, hasta que él mismo crea un precioso y misterioso riff, sobre el que el resto de instrumentos se va acoplando poco a poco. El cuarteto nos sumerge en un estado de ensoñación maravilloso, con líneas de guitarra y teclado, imaginativas figuras de Levin y una batería hipnótica pero enérgica a la vez. ¡Un obra maestra!
Y para terminar, “Emmetropia” (9’00), que nos ofrece una forma tranquila de salir del disco, con un riff central que nos puede recordar a King Crimson o incluso a Soft Machine, con preciosos momentos de Fender Rhodes. En definitiva, un disco maravilloso, que no hace más que reafirmar la consolidación de un sonido muy característico asociado al sello Moonjune.
Francisco Macías