Tras su excelente último disco de estudio, “All You Can Eat” (Moonjune,2015), el septeto italiano Slivovitz regresa con un nuevo disco en directo, grabado el 27 de mayo de 2016 en Milán. La formación no ha cambiado:
-Derek Di Perri: armónica
-Marcello Giannini: guitarras eléctricas y acústicas
-Salvatore Rainone: batería
-Ciro Riccardi: trompeta
-Pietro Santangelo: saxo tenor
-Riccardo Villari: violín eléctrico
-Vincenzo Lamagna: bajo
Este no es un directo en el que sólo se repasan algunos de los grandes temas de la banda, sino que, como es habitual en este tipo de formaciones de jazz rock, aprovecha para reinventar las piezas, alargarlas, y darles una nueva vida frente al público.
El álbum se abre con “Mai Per Comando” (5’32), tema original del primer álbum homónimo de Slivoviz, publicado en 2005. Se trata de una pieza cercana al funk, rítmica, que cuenta con un excelente trabajo de Santangelo al saxo tenor y en el que nos volvemos a encontrar con la armónica de Derek Di Perri, cuyo sonido es, sin duda, una de las principales señas distintivas de la formación italiana. Me encanta el final, en el que los vientos cabalgan sobre un riff de guitarra y una batería cercanas al metal.
Continuamos con “Cleopatra Through” (7’37), una de las mejores composiciones que Pietro Santangelo hizo para el álbum “Bani Ahead” (2011). Los vientos propios del jazz, la melodía de aires orientales, los fondos duros de guitarra, las partes improvisadas, los detalles de armónica….¡Puro Slivovitz!. Además, destaca el brutal solo de violín de Riccardo Villari. Un tema sobresaliente que nos muestra la capacidad de la banda de crear una obra muy compacta, repleta de energía, y a la vez formada de multitud de elementos de músicas diferentes entre si.
El siguiente corte es “Currywürst” (7’40), muy pegadizo, casi funky, repleto de vitalidad, y cuya versión original encontramos en “All You Can Eat” (2015). El saxo, la trompeta y la armónica dan vida a la melodía, y la armónica de nuevo y el tenor se encargan de los solos. Lo mejor, el final. Cuando parece que el tema se está acabando, comienza una pequeña y preciosa coda de violín que se va desarrollando suavemente hasta que el resto de la banda regresa con fuerzas renovadas para terminar con una vitalidad increíble.
Le sigue “Egiziaca” (8’20), otro de los grandes temas de Santangelo del álbum “Bani Ahead” (2011). Comienza con una potente guitarra, que enseguida da paso a la fantástica melodía principal, con los vientos ejecutándola. Después comienza una parte más calmada, donde Ciro Riccardi hace un solo de trompeta maravilloso, que va desarrollándose durante varios minutos, mientras poco a poco la guitarra, el bajo y la batería van adquiriendo fuerza hasta alcanzar una intensidad enorme, para luego regresar a la melodía original de vientos. El álbum continúa con “Mani In Faccia” (7’48), que es, sin duda, uno de los momentos más bestiales del directo. Si la versión original de esta pieza, incluida en “All You Can Eat” (2015) era buenísima, aquí se convierte en una verdadera maravilla. Tema inquieto, repleto de quiebros, una melodía de saxo de frases cortas, al más puro estilo de bandas como Gutbucket o Led Bib, y de una complejidad rítmica considerable. Los interludios y el solo de violín me encantan, y los ritmos sobre el que se apoya, son tremendos. La parte final está dominada por la guitarra de Marcello Giannini, creando un ambiente misterioso y tranquilo al principio, para poco a poco, sobre una base de aires crimsonianos, ir creciendo y hacer un fantástico solo, con un trabajo también de batería sobresaliente.
Casi para terminar, “Negative Creep” (4’57), tema de la banda Nirvana de Kurt Cobain convertida en una maravillosa pieza de Jazz-Metal, con un riff de guitarra brutal, una sección rítmica que actúa como una apisonadora, y los vientos y el violín interpretando la melodía vocal original. Incluso hay hueco para el free jazz, con una gran conversación entre el saxo, la trompeta y la batería. Y por último, un tema interpretado dos años antes también en Milán, “Caldobagno” (7’52), original del ábum “Hubris” (2009). Con ciertas influencias africanas, es una pieza preciosa que sirve como vehículo para el desarrollo de un impresionante solo de guitarra de Marcello Giannini, sobre una base cada vez más intensa, y un bonito solo de saxo tenor final.
Con “Liver”, Slivovitz deja claro que es una de esas bandas que hay que ver y escuchar en directo. ¡Estaremos atentos!
Francisco Macías