Como malagueño que soy, me alegro mucho de poder comentar algo de una de las sorpresas mejor recibidas del panorama progresivo nacional del último año. Me refiero a Mellotrón en almíbar, de Frutería Toñi. Este disco es una obra de rock progresivo al estilo clásico pero con personalidad propia y muy malagueña. Soft Machine, Jethro Tull, Camel, King Crimson o Frank Zappa son algunas de sus confesadas y escuchables influencias, pero es imposible que a uno no se le vengan a la cabeza los Tabletom de Mezclalina, aunque nadie debería esperar algo parecido a la inimitable voz de Rockberto.
Si hay que destacar algún elemento que haga de este disco algo especial y diferente destacaría por una parte el colorido de su instrumentación: principalmente por los vientos y más concretamente el sonido elástico y con tanta capacidad de matices del clarinete (que le da una sonoridad muy propia al grupo, como el trombón a Zappa); y sobre todo por el maravilloso violín, que le da un toque folk que en este contexto melódico me trae a la mente a clásicos del progresivo italiano como los Stormy Six de Un Biglietto del Tram o Arti e Mestieri. Y por otra parte no me puedo olvidar del enorme ingenio de sus letras: unas veces por su semántica, y otras por su capacidad evocadora, por fonética y por léxico, como es el caso de la fantástica “Fray Dióxido”. Otro detalle muy bueno son las bonitas voces de Salva Marina y Carlos Fernández… ¡y los coros!, que no destacan por hacer alardes de ningún tipo pero son muy agradables de escuchar y originales, especialmente en este contexto.
Entre los temas podemos encontrar tres más cortos, sencillos y directos; como “Somno se dare”, con letra del poeta malagueño Juan Miguel González (Tabletom) con influencias que van de la música latina (no, no me refiero a Deus Ex Machina) al reagge; “Milwokee”, una canción muy conseguida de corte folk rock americano; y “El espeto”, quintaesencia de lo malagueño también con aires latinos.
Y luego tenemos cuatro piezas más largas y más característicamente progresivas: la apertura con “Toñi: Éxtasis Frutal” y su inspirada melodía y voces; El Timo (No sin Mijas Costa), el tema más complejo y más largo, del que destaco el bonito inicio impresionista del piano y la fantástica línea de bajo en el tema con más enjundia rítmica. Son muy reseñables las secciones de corte Crimsoniano. Fray Dióxido es otro de esos temas, con otra fantástica colaboración de J. M. González, y detalles instrumentales muy trabajados, con elementos barrocos, contrapuntos, y unos arreglos con muy buen gusto. Este tema me recuerda en su parte instrumental a Jethro Tull con detalles melódicos vocales muy a la italiana (¿La Maschera di Cera? Puede ser, pero hace demasiados años que no los escucho). Y por último la fantástica “Zuprimo Zurmano Zucompare Zucolega”, un tema lleno de fuerza con un riff muy potente que va creciendo acompañado por colchones de órgano al comienzo y mellotron después para cerrarse como una especie de “Fracture” frutal (¿Frutacture?). Una pena que no se puedan escuchar lo teclados con la claridad que merece la pieza.
En definitiva, un disco debut refrescante, divertido y con muy buen gusto… Espero que no se demore demasiado la publicación del segundo, porque lo estamos deseando más de uno. Una vez más, Francisco Macías está detrás de la producción ejecutiva del disco, y ya sabéis que si os queréis hacer con él no tenéis más que hacer click aquí.