Hoy toca escribir sobre un disco que Cuneiform publicó el pasado septiembre de 2014. Me refiero a Ambit, primer álbum de la banda Cellar and Point. Se trata de una producción en la linea de las propuestas de los últimos años de Cuneiform, más centrada en el jazz contemporáneo y afín a la vanguardia neoyorkina.
¿Y cómo clasifico a este disco? Afortunadamente no es fácil, la riqueza de influencias de todos los estilos y géneros es enorme, y su fantástica producción le da una sorprendente homogeneidad a una obra tan variada. Cada pieza tiene un espíritu distinto, pero si hay alguna banda con la que se puede comparar en cuanto a concepción musical, producción y riqueza tímbrica y rítmica es con los también neoyorkinos Claudia Quintet, con quienes son afines también por sus inusuales formaciones (en el caso de Cellar and Point cuentan con batería, bajo, violín, chelo, guitarras y vibráfono, además de la adición frecuente de teclados), el liderazgo compositivo del batería y últimamente la presencia del vibrafonista de Claudia Quintet, Matt Moran, en los conciertos de Cellar and Point.
Estamos ante un disco lleno de sutilezas, con elementos del Minimalismo y del Post-rock repetitivo de Tortoise, de la música ambiental, del Avant-Rock (algunas secciones me han traido a la mente a bandas contemporáneas como Yugen o Mirthkom), del jazz y de la académica contemporánea europea. Esta última influencia brilla con luz propia gracias especialmente a versiones de piezas de Webern y Ligeti. En el primer caso hacen una admirable adaptación libre del tema del primer canon de su Op. 16, y en el segundo hacen una bella versión del maravilloso Estudio XV para piano. Ambas piezas están perfectamente integradas en el disco con fantásticos arreglos y un lenguaje muy bien adaptado al estilo de la banda. Precisamente para disfrutar de obras tan delicadas el disco cuenta con una producción sobresaliente: cristalina, bien definida y orgánica. Otro aspecto que llama mucho la atención es el paso de melodías sencillas tonales a la atonalidad pura y viceversa con una naturalidad como pocas veces he escuchado.
La pieza que hoy destaco es “White Cylinder (a)”. Se trata de la primera parte de la pista más potente del disco: intrincada, contrapuntística, con un tema melódico muy imaginativo, mucha fuerza rítmica y un gran aprovechamiento del colorido tímbrico de esta formación (con banjo incluido). Por momentos, esta pista puede recordar a Claudia Quintet, a algunas bandas de Avant-rock contemporáneas o a Frank Zappa, con arreglos de cuerdas que nos traen a la mente a los de la segunda etapa de la Mahavishnu Orchestra. No es necesariamente el mejor tema del disco, pero sí una fantástica muestra del altísimo nivel interpretativo y compositivo de estos músicos. Por otra parte, la realización del video es espectacular.
En conclusión, Ambit es un álbum que nos muestra como pocos las características de la dirección que están tomando muchas bandas de músicas abiertas de vanguardia, especialmente americanas: un pensado equilibrio entre la sencillez minimalista y las texturas y armonías más intrincadas; el uso de la producción como un elemento cada vez más importante del propio proceso creativo y la búsqueda de la disolución de cualquier clasificación genérica. Recomiendo muchísimo este disco, estoy seguro de que será una experiencia sonora muy gratificante para cualquier amante de las músicas abiertas.