Xan Campos es un pianista de jazz gallego que, en este caso, se rodea por una poderosa sección rítmica formada por el contrabajista Horacio García y el baterista Iago Fernández. El disco que hoy propongo es de este trío, y se llama Orixe Zero. Se trata de un trío de jazz contemporáneo con influencias muy diversas. El estilo de Xan Campos me recuerda mucho al de Brad Mehldau, por su tipo de fraseo, y su influencia tanto del rock y el pop como del lenguaje pianístico romántico. Horacio García y Iago Fernández tienen un protagonismo muy especial, ya que los temas son muy directos, y el uso juegos rítmicos, con métricas complejas, contratiempos… les da mucha presencia.
No es un trío de jazz en el sentido clásico: no suele centrarse en un tema y una alternancia de solos. No, las piezas giran sobre los temas melódicos de forma muy directa, haciendo variaciones sobre ellos, repitiéndolos en secuencias muy minimalistas, y sin dar tanto tiempo ni libertad armónica a los solos, normalmente permaneciendo éstos cerca del movimiento del tema principal, más al estilo del rock que de un trío de jazz convencional.
Algunos temas son realmente originales, con un sonido muy cercano al de bandas de rock alternativo contemporáneas, con riffs repetitivos con un movimiento armónico lento. La fuerza de su sección rítmica es afín a la de The Bad Plus, por su fuerza rockera y complejidad rítmica. Además, en general todas las piezas destacan por un muy buen gusto melódico y por el gran empaste de los tres instrumentos, cuidando mucho las dinámicas. De cualquier forma, estamos ante un disco muy variado, en el que caben las propuestas mencionadas, otras más puramente jazzísticas, otras muy románticas e, incluso, un precioso vals («Dulce Pepita») de regusto cubano compuesto por el abuelo del pianista.
La pieza que propongo hoy se llama «Acrofobia». Se caracteriza por esa influencia del minimalismo, se basa en un pequeño motivo melódico sobre el que gira la pieza y algunas variaciones del mismo. Por otra parte, llama mucho la atención el efecto polirrítmico repetitivo que se da entre la melodía y el acompañamiento del piano con la batería a contratiempo. Evoca a algunos recursos de Steve Reich. Este tema, dentro de su complejidad rítmica, tiene la gran virtud de usar un motivo sencillo realmente pegadizo que, sumado al precioso solo que efectúa Xan, es realmente atractivo, casi adictivo y con un clímax fantástico. De esta manera se abre un disco que para mí fue una sorpresa y que es la puerta de entrada a un combo de jazz muy original que poco a poco se va convirtiendo en referencia en la escena nacional.
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