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Entradas de la A a la Z

Asistir al día dedicado a John Zorn en el festival “Jazz a la Villette” de París ha sido muy especial. La ciudad, en la que ya habíamos estado viendo actuaciones del saxofonista neoyorquino, es preciosa, y el parque de la Villette es un entorno curioso, donde bastante poca naturaleza se mezcla con diseños “industriales”. Allí está la Ciudad de las Ciencias y la Industria, la conocida Geode, el conservatorio, y varios teatros y salas de conciertos, entre las que se incluye la famosa Zenith.


Las actuaciones se celebraron en tres bloques durante la tarde y la noche del sábado 7 de septiembre. El primero tuvo lugar en la“Cité de la Musique”, un complejo público que alberga un museo de la música, un anfiteatro, y la sala donde vimos las actuaciones, con capacidad para unas 800 personas. El programa era idéntico al del festival de Moers de hace unos meses. Primero pudimos escuchar la pieza “Illuminations”, del álbum “Rimbaud” interpretada por Steve Gosling al piano, Trevor Dunn al contrabajo y Kenny Wollensen a la batería. 10 minutos impresionantes, de aparente free jazz, pero sin dejar nada a la improvisación. Continuaron con «Holy Visions», una pieza vocal en latín interpretada por 5 vocalistas, Lisa Bielawa, Martha Cluver, Melissa Hughes, Abby Fischer Kirsten Sollek, dedicada a Hildegard Von Bingen, una curiosa monja benedictina que compuso música, escribió, fue profetisa y que estaba muy interesada en el múndo místico en general. Al ya conocer la obra, la disfruté mucho más que en Moers. No me pasó lo mismo con la «The Alchemist» interpretada por el prestigioso cuarteto de cuerda Arditti Quartet. Asistí a la premiere en Alemania y me aburrí, y lo mismo me ha pasado en París. Música clásica contemporánea que no llego a comprender, cargada de disonancias y en la que no reconozco casi melodías.

El segundo bloque de actuaciones fue algo muy grande. Dos de las mejores horas que he pasado viendo conciertos en mi vida. Se celebró en La Grand Halle, un enorme centro cultural, y concretamente en la sala Charlie Parker, un teatro con capacidad para unas dos mil personas, y que se llenó rápidamente. Nosotros estábamos en primera fila, a escasos 5 metros de los músicos, y el sonido era perfecto. Para empezar, pudimos escuchar varios temas del álbum “The Concealed”, uno de mis favoritos de los últimos años dentro de la enorme discografía de Zorn. El disco está originalmente interpretado por el llamado “Nova Express Quartet”, es decir, John Medesky al piano, Kenny Wollesen al vibráfono, Trevor Dunn al contrabajo y Joey Baron a la batería, más Mark Feldman al violín y Erik Friedlander al violonchelo, pero para tocarlo en directo, Zorn añadió también al percusionistaCyro Baptista, además de encargarse personalmente de dirigirlos a todos. Este impresionante septeto interpretó cuatro temas del disco, con una fuerza increíble, sonando mucho más potente que las versiones de estudio. La piezas elegidas fueron las preciosas“Passage to Essentuki” y “A Portrait of Moses Cordovero”, la potente “Back to Bohkara”, con una sección rítmica sobresaliente, y “The Dervish”. Todos los músicos estaban especialmente bien, pero Wollesen, Dunn y Baron estaban en un absoluto estado de gracia, y con una energía desbordante. Tras 25 minutos de actuación, salieron al escenario Masada, es decir,John Zorn al saxo alto, Dave Douglas a la trompeta. Greg Cohen al contrabajo y Joey Baron a la batería. Volver a verlos desde tan cerca y con ese sonido fue inolvidable. Comenzaron, como hacen últimamente, con una maravillosa versión de “Tharsis”, composición que popularizó el Masada Sextet, y que sólo se ha grabado en un disco, “Tap”, el volumen número 20 de la serie“Book of Angels”, interpretado por Pat Metheny. Ojalá en un futuro se edite interpretada por cualquiera de las formaciones de Masada, porque es alucinante. Continuaron con una pieza de free jazz, que podía ser “Ashnah”, pero que no recuerdo bien. Le siguió “Kedusha” y para terminar “Haamiah”, otro tema del libro segundo que abría el volumen número 12 de la serie “Book of Angels”, “Stolas”, interpretado por el Masada Quintet. Aquí sonó mucho más salvaje, en parte por la ausencia de piano, y porque en lugar de Joe Lovano, es Zorn el que toca el saxo. Da igual las veces que uno vea y escuche a este cuarteto. Son músicos tan increíbles, composiciones tan buenas, y están tan compenetrados, que cada concierto se disfruta como si fuera el primero.

Después le tocó el turno a The Dreamers, y atención, que esto fue lo mejor del festival. Como ya he comentado, al interpretar“The Concealed” ya vimos a los músicos especialmente en forma, pero no nos podíamos imaginar la media hora que teníamos por delante. Esta formación siempre ha sonado mucho más potente en directo que en estudio, pero en esta ocasión fue algo especial. Marc Ribot a la guitarra, Jamie Saft a los teclados, Kenny Wollesen al vibráfono, Trevor Dunn al bajo, Joey Baron a la batería, Cyro Baptista a la percusión, y John Zorn dirigiéndolos, interpretaron piezas del álbum homónimo, “The Dreamers” y de “O’o”, destacando clásicos como “Miller’s Crake”, “Uluwati”, “Little Bittern” y sobretodo una versión brutal de “Exodus”, donde la banda se convirtió prácticamente en Electric Masada. Tocaron los temas con una mala leche considerable, con la sección rítmica y Kenny Wollesen en un trance salvaje, contagiándonos esa excitación a todos los asistentes. Sin duda alguna, la mejor actuación que hemos visto de The Dreamers, y ya hemos ido a muchos conciertos de ellos.

 Pero si no era suficiente, Zorn nos tenía preparada una sorpresa para los bises. Aprovechando a todos los músicos que tenía allí, decidió formar a Bar Kohkba para que tocaran dos temas de “Lucifer”. ¡Que maravilla!. Comenzaron con “Sother” y terminaron con “Abdiel”, dos de las mejores piezas del disco, en unas versiones fieles pero maravillosas. Un excelente broche final para este alucinante segundo bloque de conciertos.

El tercer y último bloque tuvo lugar a las 10 de la noche, también en La Grande Halle, pero en una sala llamada “Nef”, que no tiene asientos y en el que nos metimos al menos 3.000 personas. Había mucha gente joven, sobre todo por la presencia en el escenario de Mike Patton. La noche comenzó con “The Song Project”, proyecto que ya vimos en Alemania y que consiste en poner letras a melodías ya existente de John Zorn.  Los vocalistas eran Mike PattonSofia Rei  y desgraciadamente, Jesse Harris, como en el festival de Moers . La banda era practicamente The Dreamers, con Kenny Wollensen al vibráfono,  Joey Baron a la batería, , Trevor Dunn al bajo, Cyro Baptista a la percusión, Marc Ribot a la guitarra, John Medesky al teclado yJohn Zorn dirigiendo. De las 10 piezas que interpretaron, las mejores fueron las cantadas por Patton, sin duda alguna. “Batman”y “Osaka Bondage” de Naked City, la maravillosa versión de “Dalquiel”, de Bar Kohkba, las piezas de The Dreamers, como“The Zapata rail” y “On Wonder and Ceartinty” o “Our In-House Dostoevsky” del film “The Nobel Prize Winner”,  fueron un vehículo fantástico para que este vocalista demostrara la impresionante voz que tiene, sin olvidarnos de lo bien que tocó la banda en general. Sofia Rei puso el toque latino con “Besos de Sangre” de la banda sonora de “El General” y “Tree of Life”, cuya versión original también pertenece a la serie “Filmworks”, concretamente al de “The Rain Horse”, y Jesse Harris volvió a destrozar “Tamalpais”, original de “Alhambra Love Songs”, y casi masacra también “Toward Kafiristan”, del álbum “The Concealed». No lo consiguió del todo porque esta melodia es tan alucinante, que ni él puede hundirla, aunque estuvo cerca.

Después le tocó el turno a lo que mucha gente joven estaba esperando, MoonchildPatton a la voz, Trevor Dunn al bajo, Joey Baron a la batería y John Medesky al órgano. La potencia que desataron fue apabullante, aunque afortunadamente para nuestros oídos, el sonido era excelente y tenía el volumen justo, no como en Moers, que hasta repartieron tapones. La fuerza deDunn Baron en la sección rítmica, Patton, cantando y chillando, y Medesky, tanto creando ambiente como haciendo veloces solos, es algo digno de ver y escuchar. Como están haciendo durante este año en muchos sitios, interpretaron íntegramente el sexto trabajo de la formación, “Templars-In Sacred Blood”. Un concierto oscuro y lleno de energía que nos dejo a todos fascinados.

Y para terminar, como no, la formación más salvaje del universo Masada, Electric Masada. Los he visto tantas veces y he hablado sobre ellos en tantas ocasiones, que poco hay que comentar. Estos ocho virtuosos comenzaron con “Lilin”, para continuar con una versión preciosa de “Yatzar”, mucho más larga que la que interpretaron en San Sebastian, con un bonito ejercicio de respiración circular de Zorn al saxo. Después, como es habitual, le tocó el turno a “Hath-Arob”, que últimamente la tocan mejor que nunca, “Idalah-Abal”, a todo trapo, pero con mejor sonido que en otras ciudades, y para terminar, como bis, una gran sorpresa, “Kedem”, que hacía mucho tiempo que no la escuchaba en sus actuaciones.

Y así terminó un día maravilloso.  Más de 5 horas de música de uno de los grandes genios de la historia de la música y de sus secuaces. Sólo nos encontramos a Kenny Wollesen, al que saludamos. Como es normal, se extrañó al vernos de nuevo. Cualquier dia piden una orden de alejamiento, jaja.

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